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V -Y el día tocaba á su ocaso; Silencio reinaba doquier; Las altas vidrieras del templo La luz de la tarde irisaba al través; - Y extático, al pie de la Virgen, De hinojos el niño aún se ve... -¡Devoto, en verdad, es el ángel! Decio, tinieblas, decidme quién es. La lámpara alumbra tan poco, Tan débil y tenue es su luz, Que apenas si rasga á las sombras Del templo, ya obscuro, su fúnebre tul. Orante de amores perdido, Que tienes los brazos en cruz == Y el alma en la Virgen que adoras, Respóndeme, niño, ¿de quién eres tú? - Y el niño los labios despliega, Su pecho se empieza á pr ES Da un hondo suspiro, y parece | ee el alma doliente tras él se le va. - Con voz que entrecorta su llanto, Retorna cuitado á su hablar. Nocturnas tinieblas del templo, Qué dice escuchemos; :atentas estad.

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