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a a Dando luego en dulces cántigas Entre las frondas del tilo Gracias al Dios de los orbes Por sus grandes beneficios, Así nuestro padre Cádiz, De Dios ejemplar caudillo, Que á comandar vino al mundo Los ejércitos de Cristo, Dándoles valor y vida Con su Evangelio santísimo, Cruza con pena y trabajos De la vida los caminos, Vadeando sin cesar Escollos y precipicios, Para llevar el sustento Á sus hijos adoptivos: Desde la aurora al ocaso Lucha con hado enemigo, Por que el pecador rebelde Guste alimento divino; Y con alabanzas luego Manda, cual el pajarillo, Á las etéreas regiones De su gratitud los himnos. Siempre el misionero en pos Va de la oveja perdida: