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Si sois vosotros sus hijos, Imitad su condición. * ¡Ea! ¡cesen las contiendas! ¡Perdonaos de corazón! ¡Abrazaos como hermanos! Reine la paz en Morón, Y este milagro sea lazo De amistad, de paz y unión.» Cual de un resorte movido, Así el pueblo se agitó: No hay uno que no perdone, Ó que no pida perdón; Los enemigos se abrazan Y ponen fin al rencor; Se olvidaron las ofensas, La discordia terminó, Y aquella piedra sillar Que la centella arrancó Se conserva todavía En la ciudad de Morón, Como testigo fehaciente De las bondades de Dios Y del poder que á su Apóstol En esta vida le dió. FR. AMBROSIO DE VALENCINA,

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