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2 AA 16 MES DE ENERO sidades con su providencia, su escaséz de todo lo terre- no con su liberalidad, su pequeñéz consu magestad infi- nita , el desconocimiento de sus criaturas con la superio- ridad de Criador; y enfin lo infinito con lo finito, lo criado con lo incriado, lo pequeño con la magnitud in- mensa. A la verdad ¿no fue la Fé de nuestro Santo gran- de y muy grande? Asi es: y si el Patriarca Abraham pof ella mereció ser llamado el Padre de los creyentes, co- mo dice el Apostol en su Epístola á los romanos, (4. 11.) ¿cuanto mas Sr. San José, como superior 4 todos por su mérito y ejercicio, se debe llamar Padre de la Fé? Asi lo llamó el doctísimo Silveira, cuando dijo: Meritd Fo= seph Pater fidei nostre dici potest. En efecto avanzó has» ta el beroismo la Fé de nuestro glorioso Patriarca, dan. do, no solo asenso á la palabra de Dios, sino juntamen- te cumpliendo ciegamente su altísima voluntad; y aqui está á la vista el mas cumplido ejemplar de un verdade- ro creyente. O castísimo Patriarca Sr. S. José, por lo estenso, profun» do y elevado de vuestra Fé, os suplicamos rendidamente nos alcances del Todopoderoso una Fé tan firme á las ver- dades que Dios nos ha revelado, y nuestra Madre la Sta, Iglesia nos propone, que primero derramemos nuestra sangre que faltar á ella; porque, alma mia, cuando esta Iglesia habla , es necesario callar, y sujetarse con sumi- sion y de todo corazon á obedecer lo que manda. Pero tambien , Santo mio, alcanzadnos del Señor que esta Fé vaya acompañada con obras de santidad, esto es, que nos ballemos unidos á la santidad, alma mia, porque la Fé sin santidad es una Fé muerta, que nada merece, y no se salvan los hombres con ella sola, pues para salvarse, es necesario ser justo con la Fé, y morir en la justicia y en la Fé, y asi dijo S, Juan: ¿Que aprovechará, hermanos mios, que uno diga, que tiene Fé, sino tiene obras? ¿Por ventu- ra la Fé podrá salvarle? El Señor nos conceda la gloria. Asi sea.

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