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DIA 15 DE RETIRO. 235 ledad del Tabor, cuando Cristo transfigurado, como cons= ta en San Mateo, ( 17. 5.) que dijo el Eterno Padre: Este es mi Hijo muy pa , en quien siempre me he complaci- do; oid lo que diga, porque su doctrina es la verdadera, y la verdadera para salvarse. La segunda, el testimonio de las Escrituras, 4 las que remite Jesucristo á los judíos para que lo crean , como consta de San Juan: (C. 5.46.) pero como estaban ciegos, no la entendieron; mas San Agustin y otros las conocieron y se convirtieron ; y en- tendieron por ellas ser el Mesías Jesucristo, y no otro. La tercera, la venida del Espíritu Santo , segun lo habia predicho el Salvador: (Joann. c. 15. n. 26.) lo que se cumplió el dia de Pentecostes, bajando el Divino Espíri- tu sobre los Apóstoles y demas Discípulos congregados en compañía de Maria Madre de Dios, dando testimonio de Cristo y de su doctrina. La cuarta, el testimonio de los Apóstoles que predicaron su Doctrina, como el Señor lo dijo antes de subir á los Cielos. (Act. c. 1. nm. 8.) La quinta , los milagros, que son como el sello de Dios con que autoriza su doctrina; argumento que el Señor hizo á los judíos: Si d mí no me quereis creer, creed. á las obras maravillosas que hago, porque mis obras , habia di- cho antes, dan testimonio de mé, y confirman mi doctrina. La sexta , lo mucho que padecieron los Mártires por de- fender esta doctrina, de que San Ambrosio hace grande aprecio; ( Serm. de los Ss. Nazar. y Cels.) y las muchas maravillas que acompañaron á su padecer. La séptima, la inocencia y santidad de los Santos Confesores , Vírge- nes y Doctores, que la enseñaron y practicaron. La oc- tava, el consentimiento concorde de todos los pueblos que forman la Iglesia. La novena, los medios tan fuera de la industria de los hombres, de su fuerza, valor , sa- biduría con que se propagó esta doctrina; como fue por unos pobres pescadores en que resplandeció el poder de Dios visiblemente ; y lo mismo ha resplandecido en sus succesores ác. ; tanta fuerza le hizo todo esto 4 San Agustin, que con los auxilios de la gracia del Señor se