BCCPAM000537-7-10000000000000

DIA 15 DE RETIRO. 119 lecho toda la noche. consu llanto. Lloremos tambien nosotros nuestros pecados: consideremos, dice S. Efren, siro, (Tract. de penit. ) en David tres cosas : la prime- ra, un corazon quebrantado y tan dolorido, que con la fuerza y rigor de la angustia arrojaba unos suspiros que despedazaban su cuerpo : la segunda, que fue tal la abun- dancia de sus lágrimas, que bastaban para lavar su Ca- ma y regar su estrado; la tercera, que lloró toda su vida el pecado de un solo dia Ó de una sola noche: ¿lle una nocte peccavit , et quotidie lacrymatus est. Iimitemos nosotros esta penitencia, que fue grande y Constante; que jamas dejemos de llorar basta entrar €n la gloria. La gloria, pues, es para nosotros, y la hemos de con- seguir, si no podemos ya por la inocencia , consigamos- la por la penitencia. Nuestra alma es espiritual y eterna, y su destino es la gloria, mediante nuestras buenas obras; conozco que mi alma es espiritual, y por consiguiente ¡n= mortal. Una de las muchas pruebas es la de que los obje- tos corpóreos imprimen en ella, y hacen nacer en noso- tros percepciones por medio de los sentidos; mas las sen- saciones , que estos nos proporcionan , estan y se quedan realmente en nuestra alma, porque en los cue; pos no hay mas que movimientos; y despues que el alma recibe sus impresiones desplega su actividad , combina las reflexio- nes originadas de las ideas que adquirió , y despues obra segun ellas; y de aqui resultan los conocimientos mas im- portantes, los descubrimientos mas útiles, los que aumen- ta sin cesar, y que perfecciona cada dia mas; lo que ¡ja- mas harán los brutos. Pero hay otra prueba de la, eterni- dad de nuestra alma, y es que no se satisface con los co- nocimientos de este mundo. Siempre investigadora ¡nfati- gable, con una fuerza secreta que la agita sin cesar, que despues de llevarla por todo el universo , se halla inquie- ta por vivir, por pensar y conocer un objeto mayor que cuanto la rodea, mayor que todo el universo. Y asi nues- tro entendimiento jamas se saciará con las verdades de este mundo, ni nuestra voluntad con todo lo bueno, de