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118 MES DE ABRIL est que vos pronunciasteis en las últimas agonías, disteis á entender, que ya habias dado cumplimiento á cuanto se habia dicho de vos, y escrito de vuestra pasion y muerte, de los dolores penas y angustias que padecisteis. Pero yo y todos nos debemos aprovechar de este remedio para nuestra salvacion, porque para salvarnos, alma mia, son necesarias dos cosas; una de parte de Dios, y otra de parte nuestra. El Señor nos da su gracia, el Señor nos ha redimido, y nosotros debemos corresponder con bue- nas obras á este beneficio, y no descuidarnos, y esto en- señaba el Apostol S. Pablo ( Ad. col. 1.24.) cuando dijo que castigaba su cuerpo para cumplir lo que faltaba á la pasion y muerte de Jesucristo, esto es, falta que nosotros nos apliquemos los méritos del Señor con buenas obras; y el mismo Apostol nos dice en otro lugar (Ad Rom, 6. 5.) que debemos, para conseguir la gloria , confor- marnos en todo con Jesucristo, con aquel soberano ejem- plar que se nos mostró en el Calvario. Nuestras obras, nuestras penitencias, nuestro aborrecimiento del pecado debe en todo conformarse con Jesucristo. Señor , estos son nuestros sentintientos; queremos en todo seguir vues- tra admirable doctrina y soberanos ejemplos, para con- seguir la gloria. Asi sea. PUNTO V. * Peticion. Averte faciem tuam 4 peccatis meis, et omnes iniquitates meas dele 8zc. ( Salm. 50. )* Señor, aparta tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades. Asi hablaba el Real profeta David por causa de la penitencia de que estaba su corazon poseido; y asi debemos nosotros clamar, poseido nuestro corazon del mas vivo dolor de haber ofendido 4 Dios con nues- tros pecados. El mismo Real profeta se explica en él, (Salm. 6, v. 7.) diciendo que derramó muchas lágrimas por sus pecados, gimiendo todo el resto de su vida, em- pleando en llorar aun el tiempo del reposo , bañando su
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