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88 MES DE MARZO na y Otros muchos pecadores. Pues, Señor , ya decimos de lo íntimo de nuestro corazon, que nos pesa de haberos ofendido , que queremos amaros para conseguir la gloria. Asi sea. PUNTO V. * PETICION, Redde mihi letitiam salutaris tui, et spiritu principali confirma me. (Salm. 50.)* Vuélveme la alegría de tu salud ,. y confirmame con un espíritu prin- cipal. : Alma mia, levanta al Señor tu voz con el Real Profe- ta David, que fue quien pronunció las palabras que aca- bas de oir. David , lleno de confusion por sus pecados, se humilla para que el Señor se los perdone: le suplica se digne renovar en él la paz y alegría que trae con- sigo su gracia: le pide le conforte con su espíritu principal y fuerte para no perderla jamas. Esta debe ser nuestra contínua peticion á Dios, para siempre tener en nuestros corazones, la alegría , la paz y tranquilidad que no puede dar el mundo eutero, ai todas sus riquezas ni bienes Éc. Sí, esta alma que Dios nos. ha: dado, y con el fin de gozarle en la eterna bienaventuranza, la debemos em- plear siempre en él, que trae consigo precisamente la detestacion de las culpas. Esta alma, que es espiri- tual, y con sus potencias, que se deben ejercitar en to- da obra buena , conocemos claramente por sus operacio- nes, que es espiritual, y que suspira por lo infinito. Los cuerpos, vemos , son movidos unos por otros de un mo- do necesario y reglado, que se llaman leyes de movi- miento; mas nuestra alma tiene en sí un principio acti- vo, que guia y lleva á su cuerpo donde quiere por solo el acto de su voluntad , y lo sujeta á las obras de la ra- zon para salvarse, porque tiene voluntad para ello. Nues- tra alma discurre, reflexiona, quiere y no quiere, sus- pende sus determinaciones, delibera y determina despues: de haber elegido lo que le pareció; conoce el bien y el

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