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7 44 MES DE FEBRERO llenan de gozo. No podia (dice el P. San Bernardo ) te= ner la Madre de Dios Nombre que le conviniese tan bien que el de Maria, ni que mas bien significara su excelen- cia y sus grandezas. A María (dice el mismo Santo) de- bemos recurrir para alcanzar de Dios el remedio de to- das nuestras necesidades. Sí, Soberana Reina, á vuestro Patrocinio acudimos en este valle de lágrimas. Dios te salve, Maria , oye nuestras súplicas , que somos peregri- nos en este mundo de peligros. Dios te salve, Maria, precioso leño del Paraiso plantado por Dios. Dios te sal- ve, María, triunfadora de los diablos: por tu santísimo parto nos has abierto las puertas de la gloria. Alcanzad- nos, Señora , que triunfando de nuestros enemigos en la vida y en la muerte, entremos en ella. Asi sea. CONSIDERACION ll. De la Fé de Maria Santísima nuestra Señora, y el Tes» timonio 3 2 de nuestra Fé, esto es, la santidad y pureza de la Ley Evangélica. Considera que Maria Santísima nuestra Señora tuvo en tan alto grado la virtud de la Fé, que le excedió á to- dos; la Sta. Iglesia, tomando aquello del Apostol (Rom. 4: 11») llama al Sto. Abratran Padre de nuestra Fé, por- que en él tuvo:su principio el Pueblo escogido y la ley de la Circuncision, á que ha seguido en la ley de Gra- cia el Bautismo. Mucha gloria fue para Abrahan; pero no tiene comparacion con la gloria de Maria ni con su Fé; pues por ella fue esta Señora Madre de la Sta. Igle- sia, lluminadora y Maestra de los Apóstoles, de los Evan- gelistas y Doctores, Madre de todos y cada uno de los creyentes, porque por ella llegan y llegarán cuantos han de treer al conocimiento de la verdad , y porque es Ma- dre tambien del que ilumina 4 todo hombre que viene á este mundo , y es el autor de la Fé. Demos gracias al Señor y 4 Maria Santísima nuestra

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