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CAPITULO QUARTO. 63 | suponiéndose ya en aquel lance , pensas rá las circunstancias que concurren en la muerte; Segundo: El que no sabe si esta muerte do pronto ó será tarde, si será de enfermedad larga Ó de repente, tra= yendo á la memoria los que ha visto mo- rir mas jóvenes. Tercero : Que hallan un gran consuelo en la muerte los que viz ven bien, y que es muerte infeliz y des= graciada la de los malos. De esta consideracion debe moverse el alma á temor de Dios , á dolor de las cul- pas, y á deseo de vivir prevenido. Puede repetir una y otra vez la misma conside: racion para mover el afecto, añadiendo estas Ó semejantes jaculatorias: ¿ Es ciera to que yo be de morir? ¡ Pues para qué tan= ta ansia de adquirir lo que be de dexart ¿ Que puede venir la muerte pronto y de rez pente? ¡Pues cómo vivo tan descuidado? ¿Los viciosy deleytes son- los que hacen la ce muerte tan amarga ? Pues quiero dexarlos y aborrecerlos. ¿ La virtud y mortificacion es la que en aquel lance consuela? Pues quiez ro abrazarla. Si me anunciaran que boy ba= bia de morir , lo que me daria mas pena es aquel vicio, aquella pasion mal domada;

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