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, Ay CAPITULO TERCERO. 47 E te las mas fuertes pasiones , y encontra» rán llano el camino de la virtud, sin fuer- | za las tentaciones de Satanas, suaves las mortificaciones y trabajos de la Religion; | y las horas empleadas en orar les serán | como un descanso de todas las demas fa- ] tigas. Mas si no se dedican Jos Novicios hi á esta oracion , les dominarán los apeti= ! tos, no harán resistencia á las tentacios | nes, la virtud les parecerá muy difícil, l los trabajos y penitencias de la Religion j insoportables., y cada vez que han de | concurrir á las horas de oracion de Cos munidad ,les parecerá que van á padecer un gran tormento, juzgando aquellas ho» ras por muy largas y molestas ; en cuyo ) estado será difícil, que pueda un Novi= cio sufrir los trabajos del Noviciado , y perseverar todo el año hasta la Profe= sion. | | «Sobre las partes de quese ha de compo+ ner la oracion mental, y sobre las reglas que en ella han de guardarse, hay mucho scrito por los Maestros de espíritu. Ya olo formaré para los Novicios una ho- a de oracion práética , para que les sir-= va de pauta y la sigan punto por punto,