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CAPITULO SEGUNDO. 265- drian moverse , ni fruétificar los árbo-= les, ni producir cosa alguna la tierra; sí que es un especial influxo con que Dios mueve al alma á hacer buenas ebras. Sin tales auxilios no puede el hombre hacer cosa buena , y todas las virtudes que exercitáron los Santos , de estas inspiraciones tuvieron principio.:> Pero leguemos ya á la práctica en los Novicios. Si en la Oracion mental, en la Misa Ó en las gracias despues de haber comulgado, le viene al Novicio al corazon uno como deseo de vencer alguna pasion , Ó de executar alguna virtud, aquello es una inspiracion , que el Señor da por sí mismo ó por medio del Ángel de la Guarda. Si oyendo una plática espiritual del Maestro, alguna. advertencia en la confesion , alguna re- prehension fuera de ella, algun buen con sejoó buen exemplo de los otros Herma- nos, sele mueve el corazony advierte- en él algun impulso que le inclina á me- jorar de costumbres , y á ser mas fervo- roso y mortificado en adelante, esto es una inspiracion Divina , en la que Dios seyale de «estos instrumentos para-ha- O ia id - A
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