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CAPITULO PRIMERO. 201 para el exercicio de aquella virtud. Del mismo modo un alma humilde muy exer- citada en esta virtud, si comete de re- pente un aéto de soberbia por alguna tentacion , aunque no hace aóto de hu- mildad ; pero le queda un hábito y faci- lidad para humillarse en otros lances, y vencer semejantes tentaciones. | CAPÍTULO SEGUNDO. DE LAS VIRTUDES TEOLOGALES en particular. y TAE las virtudes Teologales , la Fe, | que es la primera y fundamento de las otras, es una virtud sobrenatural, que nos inclina á creer quanto Dios ha revelado : su objeto es Dios como infali= ble ; su exercicio consiste en los aétos con que confesamos , ya interior, ya ex- teriormente las verdades Católicas, El provecho de exercitar esta virtud se in- fiere de lo que dice San Pedro, que ella es el mas fuerte escudo contra las tenta- ciones de Satanas. Por lo que el saber manejar este escudo nos hará salir siem-

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