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CAPITULO TERCERO. 187 el hombre en las acciones y. movimien- tos libres de la parte racional , se bus- ca á sí mismo y no: Dios. Siempre que el alma quiere alguna cosa , aun= que no sea mala, y no la quiere por algun fin de virtud , sino porque gus ta de ella , se dice obrar por su propia voluntad. El ser uno amigo de conten- der y porfiar por salir con la suya ; el sentir que otros le corrijan y le impi= dan lo que queria executar ; el alegrar. se uno que los demas hagan las cosas como él las quiere, y el entristecerse al verse obligado á executar lo que los - otros quieren ; todo esto si se encuen= tra en un Novicio, es señal de estar lle.» no de propia voluntad... co -- Los daños que ella causa en el. al= ma , son innumerables ; diré solo algu- no para mover á que se aborrezca un orígen de tantos daños. Es indubitable, que Dios es nuestro Amo y Señor; no= sotros como criados estamos obligados á servirle por infinitos títulos : ¿Pues un amo, qué premia en un criado? ¿Qué celebra de él, y en qué servicio suyo recibe gusto? Sin duda en que execute
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