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CAPITULO TERCERO. 151 dimiento y conciencia le proponga al Novitio las razones que prueban el da- ño que causará á su espíritu el logro de las cosas que apetece; mas la. voluntad no manda á la pasion.se abstenga y se dexe gobernar de aquel conocimiento, ántes bien se rinde: y le ayuda: al ape= tito'4 lograr lo que quiere por mo vio- lentarle , permitiendo «alcancen las pa- siones completa viétoria. En este caso ya hay culpa; y esto es lo que se lla- ma pecar no por inadvertencia , sino con toda malicia. : Pasando á las otras tres pasiones de la concupiscible , supongamos que á un Novicio sele «manda un exercicio de humildad y desprecio propio , una mor- tificacion grave, un empleo penoso, 8zc, y que luego con un súbito movimiento como que le disgusta aquella humilla- cion y trabajo esta es la pasion del odio. Quisiera al mismo instante eximir- se y. que-no: llegase el lance de sufrir aquel disgusto; esta es la pasion que se Hama fuga. Ultimamente , al verse pre- cisado 4 pasar por aquella: mortifi- cacion ,. Ge, -se melancoliza ; esta es 4

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