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150 TRATADO TERCERO. este mandato de la voluntad se tinde.er afeéto y deseo del Novicio á no: apetes cer lo que conoce por tan dañoso al al» ma, fué vencida perfeétamente la pasion. Mas si el apetito del Novicio insiste en querer y desear como cosa deleytable aquella conversacion ,8rc: y la voluntad del mismo Novicio insiste en prohibir; que no logre el apetito lo que desea, por. los males que se siguen ; en este caso se mueve la batalla , que suele decirse está entre la parte inferior y superior; la qual batalla será meritoria', si la voluntad lo= gra su fin de que se abstenga el apetito, y no llegue á lograr loque pretendia; > Mas puede suceder , que aquellas: pa siones de amor y deseo de 'aquella con- versación , Sc. ofusquen el entendimien: to del Novicio de modo, que no le den Jugar para discernir si en realidad es bueno-ó no lo que apetece; y “aun tira el apetito á lograr su fin ¿ntis que el entendimiento descubra las razones, por qué no le convienen aquellas:cosas. En este caso ya hay culpa , y esto se llama obrar á ciegas y sin reflexiom Puede suceder tambien , que: el -enten=-
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