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CAPITULO TERCERO; 147 na. Segundo: que el enfermo insista en el apetito y deseo, clamando por dicha comida y bebida , y que el Médico pro- siga en alegar razones en contra, y el Enfermero en prohibir que ninguno se las administre. En este caso aunque la contienda dure muchas horas, tampoco daña á la salud del enfermo. Tercero: puede suceder que el Médico , por las muchas instancias del enfermo ,óÓ por no querer pulsarle ni mirar su “estado, disimule, y no alegue los perjuicios que pueden seguírsele; y que el Enfermero por falta de instruccion le conceda al enfermo quanto pide. En este caso ya se le seguirá daño al enfermo, y aun tal vez la muerte. Quarto : puede suceder que el Médico no dexe de descubrir el peligro del enfermo, y que proponga to» dos los inconvenientes de aquella comi- da y bebida; mas el Enfermero por no disgustar al enfermo con todo conoci- miento le da quanto pide : en este caso tambien corre riesgo la vida del enfermo. Del mismo modo se puede discurrir respecto de las otras tres pasiones. Esto es, que el enfermo aborrezca una medi- K 2 A

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