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130 TRATADO TERCERO. Padres; y no siente otra vez las mismas faltas y aun Otras mayores, quando es, tán ocultas. Para vencer esta tentacion lea con fregiiencia el Capítulo quinto del segundo Tratado,que habla del mo. do de hacer con perfeccion las obras quo, tidianas. Todas las noches en el rato del exámen debe poner.aparte las obras que ha hecho aquel dia por estos humanos respetos , y decir : He perdido en ellas to- do el trabajo. Si yo d. solo Dios be disgus» tado en las culpas ,y 4 Dios solo he de sa» tisfacer ; ¿qué saco de trabajar por los hombres? Repetida esta reflexion con la gracia de Dios, le causará alguna: .emien- da al otro dia. No se extrañe , Que se has ya aqui repetido el perjuicio de obrar por humanos respetos , de que ya se has bló en el citado Capítulo; pues es este un punto tan esencial para un Novicio Capuchino, que atendidos sus exercicios quotidianos , su asistencia al Coro. y su mortificacion propia del estado, solo el ' no hacer todas estas cosas con el reéto fin de dar gusto á Dios, sí por conten» | tar á los hombres, puede. impedir el que ' Sea santo ; y aun si se ACOSEbIIbIa á. obrar '