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(79) E erecido'número de Ministros Apostólicos , se exciten sus ánimos á coadyuvar á este fin, en el que todos los Católicos somos interesados, EL TRADUCTOR, Á QUIEN LEYERE, 113 L único fin á que se dirige el corto trabajo de E esta traduccion , es representar á todas las almas ilustradas con la Juz del Evangelio el lastimoso estado de tantos millones de almas envueltas en las den» sas tinieblas del error , con que el espíritu de la mentira preocupó sus entendimientos. No sé qué oculto impul- so me hace esperar con mucha confianza , que entre los que han tenido la felicidad de nacer donde se conoce al verdadero Dios , no ha de haber uno, que no se duela de aquellas infelices almas, en quienes lastimosamente se malogra la Sangre preciosísima que derramó su Cria- dor , para libertarlas de la esclavitud en que las puso el demonio, El que con alguna atencion leyere esta breve minuta de una obra tan superior de la diestra del Excel. s0 ,se Convencerá sin duda de que en el fervor de su zelo por la gloria de Dios, y por la estension de su san= tísimo nombre , están vinculados principalmente los progresos de una Mision , que puede aumentar muchos millones de ovejas al Rebaño de Christo. He dicho prin- cipalmente , y no sé cómo resisto una fuerza interior, que poderosamente me mueve á asegurar , que solo está ya en nuestra mano estender en tan vastas Regiones las sagradas verdades de la Ley que adoramos, A la verdad la Iglesia , y sus Apostólicos Ministros han hecho en es- ta importante empresa tan extraordinarios esfuerzos, quales pedia la admirable disposicion con que la adora- ble providencia tiene preparados los medios para su lo- gro. Confia nuestra Madre la Iglesia en la ardiente ca- ridad de los fieles sus hijos, que pudiendo ayudar sus ge= nerosos esfuerzos, no tolerarán que dure por mas tienia po el imperio de Satanás en aquellas infelices Provincias, y que querran por medio de sus limosnas , y oraciones . te- o y Ac ¿ vá , LE