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(29) último se halla firmado el Concilio , como paréce entre los demás Generales de las Ordenes , no hay duda concurrieron los demas ; bien que no todos asistieron á todas las Sesiones, pues como duró tantos años, mu= rieron algunos antes de concluirse , y otros empleados por la obediencia en varios ministerios, na pudieron subscribir con su General. Léase á Torrecilla en su tom. 5. de Consult. pag. 282, y se verá de quánta utili. dad fueron estos penitentes Padres contra los disolutos Hereges de aquel tiempo ; y tambien quánto predica- ron , disputaron, y trabajaron en aquel Sacro Senado 4 favor de la Iglesia Santa , agitada en aquella edad por todas partes de monstruos infernales. Nobilísimos Héroes , que despreciando el mundo, profesa= ron el humilde instituto Capucbino, Laman á estos Religiosos en la Europa los Ca» 1 balleros pobres. De tres principios puede na= cer este bien merecido elogio , ó de su singular crian- za , y política 30 de la misma nobleza de Caballeros, que la ilustran ; ó tambien del grande esmero, que tie= nen en mo admitir á la Profesion sugetos que no seat bien nacidos, limpios, y de buena sangre. Lo cierto es, que su trato sobre religioso es. caballeroso : y que tambien como la Religion es tan austera, y penitente; siempre ha sido el asylo donde han tomado puerto los que engolfados en las procelosas ondas dela vanidad del mundo, estuvieron alguna vez para perderse, 45 Es dificil formar Catálogo de la ¡lustre nobleza, que se ha alistado en esta santa Reforma , trocando lós brocados ricos por sus sayales Seráficos, El erudíto Lis- boa en su Epítome Historial de los Capuchinos trae 181 personas ilustres , que ya de sangre Real, Duques, Con- des, Marqueses , y Señores de vasallos , tomaron el há» bito Capuchino; sin contar otros inumerables de casas nobles, hidalgos, y familias distinguidas; ni tampoco los Caballeros de Malta , Santiago , Montesesa , Cala» tra-

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