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POR LA TARDE, do , como me encarga San Ambrosio , de el pobré que está tan distante , que no puede 'acercarse A mí A má- nifestarme “su necesidad? ¿Hágo memoria quándo estoy” en mi cama acomodada de el que-está en la carecl? Quando 'veo en mi mesa tanta abundancia de manjares, ¿me toca 'al' corazon la necesidad de el que está'en "ua? pobre jergoncillo agonizando , mas por la péhuria que! por la enfermedad? ¡Oh , que aun con los' qué 'se icér=' can á mí con sus clamores soy cruel! ¡Pues aun “el'co= jo, el ciego , el manco , y el baldado , se ván de mis ojos no pocas veces sín socorro'z quanto mas acordarme yo de los ausentes! Con que no tengo rentas Decimales, me parecia no instarme este precepto : y por mas gra- ve que fuese su necesidad , pensaba no tenia obligacion a socorrerla : por lo que , si alguna vez les daba algun ochayo , creía hacer un aíto caritativo de supereroga- cion. ' 4 Tan ciego he vivido hasta hóy , que aun no vela que está condeñada por la Iglesia la proposicion que dice: Que aun entre los ricos apenas se hallará quien tenga bienes superfluos , de que deba hacer limosna por obligacion: pues siendo yo Clerigo tan rico , nunca co= nocia me sobraba : y'asi y jamás me acordaba de esta obligación , ni mée-parecia obrar instado de el precepto en lo poquisimo que daba. ¡Ay de mi! ¡y qué cuenta daré yo a Dios nuestro Señor", ('aun guando no me pi- diera razon de tantas otras maldádes como he cometi= do:, y voy conociendo en estos Exercicios) quándo ha= ya de responder á esta obligacion' de dár limosna , tán comun á todos, y tan apretante en los que sómos Clez rigos! ¡Oh ;. que segun soy escaso con los pobres , pa= rece no tengo presente , que quando venga á juzgar A todos Jesu Christo , y en efeÉto dé pública sentencia AJO de AAA ds A

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