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POR LA TNRDE. 273 versacion. ¡Qué miseria! oirle siempre tratar de noveda= des , de tratos , compras , ventas, y cosas de este mun- do; y jamás oirle siquiera explicar el Catecismo. Ser muy habil para los negocios temporales , ingerirse en ellos y querer mandar el Pueblo , disponer las divet= siones públicas , y ser inepto para un Pulpito , un Con- fesonario ,Ó no ocuparse en esos, ni en los demás mi-= nisterios de su estado , por estár , como de profesion, ocioso , investigando desde un portal de Mercader , 0 sitio tal, quanto sucede en el lugar, esperando que se pase el tiempo , y se llegue la hora de comer. PARTE SEGUNDA. 11 ¿Pues ignoras, Eclesiasiico ocioso , (ya que estamos metidos en la segunda parte de el asunto ) que aun quando no tuvieras tanto que hacer , para cumplir tus ministerios y se te ha concedido el tiempo para ha= cer penitencia de tus culpas? ¿para aplacar a Dios , pa- ra adquirir su gracia , ayudar al proximo , y trabajar en la Iglesia santamente , como previene San Bernar- do? (22) 12 - Cierto , Señores , que si á algunos de estos Cle- rigos les preguntára el Padre de Familias , como pre- guntó a los de Ja parabola de San. Mateo :.¿Qué ha- ceis aquí vosotros ociosos todo el dia? aun no pudieran responder como los Obreros en quienes se significan los Gentiles ¿ que dixeron : porque ninguno nos ha condu= cido para trabajar. No podrian responder asi¿ porque los Clerigos están con efeto conducidos para trabajar. Ellos mismos se ofrecieron al Padre de Familias , quando en- Aa 3 tra- (22) D. Bernard. supra num. 19,

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