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324 DIA SEXTO 15 Lo mismo digo de los Predicadores. Esté, por exemplo , su pueblo lleno de adulterios , hurtos., blas- ferias , y otros vicios. ¿Quántos Predicadores , quán- tos Parrocos se persuadirán que los libros en que prin- cipalmente han de leer , para tomar doétrina con que arrancarlos de raíz, son los mismos Mandamientos que vedan' tales vicios? ¿Los Testos sacros en que se abo- minan', se reprehenden , castigan? 81c. ¿Son los Con= cilios que imponen la pena proporcionada para tales cul- pas? ¿Los Santos Padres que los tratan? ¿Quántos cree- rán que en la meditacion , y estudio pio de solos es- tos libros hallarán mas luz de doétrina pura , y Sana con que enmendar los yerros de su pueblo , que en to-= dos los libros eloquentes de los oradores hinchados, y pomposos en cuya leccion trasnochan , sudan, se fatigan, quando se hallan con algun Sermon? Poquisimos: rarisimos serán los que asi lo crean, y queA tales fuentes vayan por el agua; y muchisimos los que andarán balando por un Sermon de el asunto que escribió otro tan ignorante como ellos , y con él pensarán que van á convertir el pueblo ; pero como aquella luz mendigada , 0 hurtada es tan escasa , quando no sea opaca, se quedan con ella 2: obscuras los oyentes y el Predicador cansado , y frio, y las costumbres de el pueblo como estaban. . 16. ¡Ohr, Padres Venerables , y quién pudiera da- ros á entender la abundancia de sabiduria , y eloquen- cia Santa que se saca de el estudio de los santos libros! ¡Ha, y si yo os pudiera hacer-yer quán clara, quán luminosa , quan distinta sería la que sacariais de ellos, que la que sacais de los curiosos que leeis! Por no es- tudiar en estos libros , “aprovechan poco , aun los que estudian mucho : ¿Qué será los que , demás de no me= ditar , y rumiar casi jamás la Ley de Dios de dia A ; ¿ e

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