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312 DjA SEXTO ner el trabajo de hablar , y estudiar para hablar con la predicacion sus Sacerdotes? ¡Oh crueldad! ¡Oh im- piedad la- nuestra! ¿Nos será disculpa , que no nos in- cumbe por nuestro Beneficio, 0 Capellania predicar? . ¿confesar? ¡Oh error introducido entre los mismos sa- bios! ¿Pues qué , por nuestro Sacerdocio no vinimos á la Iglesia para trabajar en beneficio de los otros Fie- les , como dice el Concilio Tridentino? (22) ¿Qué cuen- ta daremos a Dios nuestro Señor , si por escusarnos de el trabajo ocultamos debajo. de el celemin la luz de puestra ciencia , quando por estar a obscuras: vemos tropiezan , y perecen los demás? ¿Cómo siquiera no nos urge la caridad de Christo a trabajar en beneficio de el Santuario , y socorro de las almas que redimió con su preciosa Sangre? ¿Qué responderemos por nuestros hermanos , segun aquel precepto : (23) Unicuique man- davit Deus de proximo suo: : los Sacerdotes , que te- niendo talentos , y luces para ello , los dexamos enre- dar en vicios , morir en pecado , y condenarse eterna- mente? dog ezo 9 ¡Ay de mi! ¡y ay de los Sacerdotes ociosos ; co- mo yo! ¡y en qué peligro de condenacion tan manifies= to en que nos tiene la ociosidad en que vivimos! ¿Has- ta quándo me dexaré yo dominar tan torpemente de ella? ¿Por yentura , porque. no sea Parroco , he venido yo A la Iglesia a regalarme? ¿No vine A conseguir Co- rona de Sacerdote santo , segun el Orden de Melqui- sedech? ¿Pues cómo , sin pelear contra los vicios ene- migos espirituales de mi Pueblo santo , pretendo ceñir+ la vanamente? ¡Oh , qué temeraria es mi esperanza , y ia la (22) Sess. 23. de Reform. (23) Eccl. cap. 17. Y. 12.

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