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310 DiA SEXTO las almas que perecieron, y:-no perecerian , si. yo hu- biera hecho: vér, en. mis Sermones a los pecadores la fealdad :de,el vicio, y. lo: riguroso de la pena eterna? ¡O h , y «có mo temo , que por no haber anunciado yo al impio.su maldad ,. perezca con el impio yo tambien! ¡Que tenga que decir A la: hora de mi muerte ; Ve mibi, quia, tacui! ¡Ay de mí, que estando el, Pueblo: lleno de pecados «públicos y cellé sin reprehenderlos nunca, aun predicando cada diaz. siendo en mis Sermones, mien- tras mas; Joquaa ,, mas perro. mudo : pues jamás daba en ellos ua/ladrido «para ahuyentar el lobo ¡infernal.de las ovejas! ho$ | 6 ;; ¡Oh , Señor» y Redentor amoroso de las almas, que disteis::por-ellas vuestra propria vida ! encended en mi pecho alguna centella de amor vuestro , para que inflamado mi corazón en él , ame tambien con verda- dera caridad:al proximo : pues si con verdadera cari- dad le amára , el.mismo amor me hgria solicito de su salud”, y eloquente'para enseñar a todos el camino de la salvación , trabajando. hasta agonizar en procurarse- la , sin pararme en. otro fin: en: mis. Sermones, diciea- do en ellos : Da mibi animas, cetera ibi tolle:'Sin bus- car otra gloría para mí, que-el que Vos , mi amoroso Redentor fuescis conocido , amado , y servido de to- dos por todós los siglos de los siglos. Amen. 132 DE: A 2 > 4 H o»

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