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mo 256 Dia QUINTO son chanzas en boca de los seglares ¿ son blasfemias en la de los Eclesiasticos? particularmente en las con- yersaciones con personas de diverso sexo ; ¿soy come- dido , mirado , y vergonzoso? O por el contrario, ¿ li- bre , y desembuelto , pronunciando , a titulo de gra- cejo , lo que dá verguenza , aun solo traerlo á la me- moria? ¡Oh , y quánto me acusa la conciencia en todo esto! 3 A lla verdad , aun quando mi conversacion ha sido mas cauta , d menos inconsiderada , para decirlo inenos mal , ha sido tal , que en un seglar pudiera pa- sar por diversion ; pero en mí, Eclesiastico', en mí, Sacerdote , no puede dexar de ser muy reprehensible, quando no haya sido formalmente escandalosa. ¿ Qué será en las demás conversaciones? ¿en aquellas en que yo mismo, siendo tan ancho de conciencia , no me atre- via A decir Misa sin reconciliarme? ¡Ah , que si de to- da palabra ociosa hemos de dar cuenta a Dios todos, no sé qué cuenta le podré dar yo , miserable! ¡No di- ré de tantas palabras ociosas , sino de tantas indecen= tes , O abiertamente escandalosas , como examinando ahora mi conciencia , encuentro en ella, aunque solo en confuso , y como en monton , sín poder distinguir, numerar su multitud! ¡Ay de mí , que apenas he abierto la boca para hablar, sin cometer alguna falta, aun sin contar aquellas mis conversaciones en que , aca- so , manché gravemente mi conciencia! ¡Ay de mí, y ay de quantos estando , como yo , prontos a hablar en todo tiempo, no pensamos casi nunca lo que decimos: con quién , y cómo. hablamos! ¡Oh , y qué severo jui= cio nos espera! 4 Yo, y todos los Eclesiasticos debieramos tener siempre presente , que nuestra buca está consagrada, pa-

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