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A LOS EXERCICIOS. ricato , me hallo asi sumergido en: la tibieza , sin haber dado casi un pasopara llegar ala perfeccion propria de mi estado ? Sí, sí , yo soy este mal Clerigo ,. este. rela- xado Sacerdote. Yo soy quien sin piedad , Sin devocion rezo el Oficio Divino, administro , y recibo los.Santos Sacramentos. Yo confieso unos mismos defeétos cada dia, y cada dia los vuelvo á cometer , y aun los aumento, sin aplicarme jamás A corrégirme: y con pretexto de yer otros Eclesiasticos tan derramados como yo , vivo entregado enteramente al ocio , y olvido de mi vocacion, y de la santidad propria de mi estado , casi sin tener de Sacerdote mas que la corona. 5 ¡Ay de mí! sin duda es peligroso este mi esta- do , y en él me veo en el ultimo riesgo de perderme, ¿ De dónde , pues , he venido yo en el mismo lugar san» to a. tanto mal ? ¿ De qué proviene , que profesando yo virtud , estoy tan lexos de ser virtuoso? ¿Que debiendo ser exemplo de santidad , pueda ser exemplar de rela- xados , y acaso soy escandalo de los piadosos ? No, ciertamente, de otra causa que de la falta de conside- racion de mis obligaciones : todo mi mal viene de aqui, de aqui nacen mis relaxaciones :-la vanidad me distrahe, y lo momentaneo me embelesa , porque no. pienso en la Verdad Eterna. 6. Ea, pues , alma mía, entremos A cuentas estos dias : no tratemos en ellos de otra cosa, que de la re- formacion de nuestra vida. Aún estamos en tiempo de enmendar los yerros , comenzando ( aunque tarde ) a-yis vir , como debiamos haber vivido siempre. ¿Qué sé yo si será éste aquel fatal momento en que Dios , segun me amenaza en el Apocalypsis, (1) habrá determinado | A 2 aban- (1) Apocalyp. cap. 3. Y, 16.
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