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150 DIA TERCERO fedimido , perdonado , y sublimado 4 la dignidad de Sacerdote , despues de haber:,:quanto es de mi parte, maquinado la muerte de mi Rey : despues de «consagrar, comer , y beber:su Cuerpo , y Sangre preciosisimos, me he levantado de ta Mesa , y apenas he aten= dido A darle gracias por tal beneficio : pues aun quan- do parece que me pongo 4 darlas", estoy vagueando con la mente “por los negocios de mi casa 5 Ó: acaso , acaso por aquellas codicias , aquellos deleytes , aquellas cosas con quienes , y por quienes habia maquinado la muer- te de aquel mismo Dios , que asi me acababa de favo- recer. 5 ¡Ay de mi! ¡y ay de quienes diciagslo casi cada dia Misa, como yo, no nos paramos a considerar lo que hemos recibido , y dar gracias despacio por tanto beneficio ¿ antes muchas veces , casi con el bocado di- vino en nuestras bocas , vamos á los negocios tempora- les con la mente , ya que, acaso, no sea con la obra! ¿Qué indulgencia podrémos merecer de nuestra grose= ría? ¿Cómo alcanzarémos perdon de nuestra ingratitud, aun quando hayamos: celebrado en gracia? 6: Cierto, Dios mid, que yo desconfiára de alcan» zarla , sicomo veo 4 vuestra luz mi culpa , no viera tambien vuestra bondad : yo me daría por perdido, si hubiera hecho tal ruindad con otro menos benigno, que Vos mismo , 0 que no: fuese infinito en clemencia, paciencia , longanimidad , y amor para los hombres; porque aunqúe entonces no: seria tan grande «mi peca= do , por no ser- infinito el ofendido; fuera: sin duda irre- misible , por no alcanzar otra bondad que: la vuestra á perdonarle. De Vos :solo y Dios mio , que sois mayor en bondad , en clemencia , y en misericordia y que yo soy grande ¿por mas que sea: monstruoso , en grose- y ria;