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Año 1784 63 llegado. Veo, P. mio, que soy un Sacerdote tolerado por Dios, con admiración del cielo. y asombro del Universo; y que esto es así en toda la vastísima ex- tensión de inteligencia que cabe en esta cláusula. Siguiendo así, advertí el día octavo al recogerme un rato de siesta, que se fijó en el entendimiento la especie de ir yoá dar un paso por el camino de Dios, y que al echar el pié izquierdo, me hallé im- posibilitado por tenerlo sujeto ó atado con una ca- dena tan de firme, que parecía formar ésta sus es- labones en la misma carne ó interior del pié, sin divisarse el otro extremo, ó donde estuviese atada. Tan viva fué la representación ó aprehensión que, estando despierto me parecía dolerme el pié, y te- nerlo cansado de repetir la acción de moverlo. Esto aunque no entendí lo que era, me creí ser mi irre- solución para la reforma que necesito poner á mi vida, y esto me sacó algunas lágrimas para pedir á Dios con más eficacia mi remedio. Por último, me parece me hallo en una especie de insensibilidad deplorable, aunque no en tanta sequedad, que deje de advertir alguna inclinación sensible á procurar vivir con arreglo. y dejarme con entera indiferencia en las manos de Dios, para que haga de mi su divi- nv beneplácito. No sé explicarme de otro modo; ten- go hecha también la confesión geueral que corres- ponde á este tiempo, y voy siguiendo después los dos ratos de oración que debo y en lo demás con in- finitas miserias. Dios tenga misericordia de mí. Omito el decir á V. he observado el método que ine asignó para estos días, aunque no he podido ne- garme á escribir tres ó cuatro cartas que me pare ció urgían, y hacer algunas otras cosas que me ha ordenado el Prelado; más ningún día he omitido lo que trae (1) el librito. (1) El original dice trate y debe decir trae,