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50 CARTAS DEL Bear DIEGO La enfermedad de mi hermano, me sacó algu- nas lágrimas, porque me será muy sensible su fal- ta, que la creo mayor para mí, que para V,; no dejo de clamar y me parece no se morirá de esta. Dios haga su santísima voluntad. Estas señoras siguen penosas en sus padeceres, y yo con mi cuidado, especialmente con la enfer- ma. Una y otra agradecen y devuelven á V. sus ex- presiones, pidiéndole sus oraciones. Nuestra Inés Terán lleva diez meses de noviciado; el 16 de este, se le tomaron por la Comunidad los votos y quedó por todos admitida. No le he dicho escriba á V. por- que no puede hacerlo sin licencia de su maestra. Sigue muy bien, pero bien estrecha Mande V. lo que guste, déme su santa bendición y encomiéndeme á Dios, á quien ruego me guarde su vida muchos años en su santo amor y gracia. De V. su menor hijo y afmo. siervo en el Señor Fr. Diao José DE CADIZ. Mi P. y Sr. Dn. Juan José Alcover. 5 JM. e Ronda 31 de Agosto del 84. Amadísimoy venerado P, mío en el Señor: éste sea siempre con nosotros Tarde es cuando empiezo á escribir ésta, porque han ocurrido muchas cosas, y no sé lo qué podré decir. Recibí la muy apreciable de V. de 23 del que acaba por la que me instruye de la solución que de- bo dar al caso consabido y así la observaré fielmente. Siguiendo ahora la narrativa de mi romanzón (1) ] Escribió Romanzón, en vez de romance, burlándose de sí mismo. ¡Qué poca importancia daba á lo que iba rela- tando! De corazón humilde, jamás pensó ni soñó siquiera que sus relatos serían el más acabado testimonio de su pas-