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Año 1800 5645 curé volver á dormirme y apenas lo conseguí, cuan do soñé que levantándome de la cama en que dor- mía, (que tengo ahora en el suelo) salieron del sitio en que había estado dos arañas negras, menores que la referida, y más pequeña la una que la otra, que con carrera acelerada huyeron por diferentes sitios; corrí yo á matar la menor, que huia por don- de yo estaba, más no pude conseguirlo; bolví á ma- tar la otra, en cuya diligencia andaba un sacerdote secular que no ví ni conocí, más ni él ni yó la al- CANZAMOS. > La inteligencia de esto no se me ha dado, sólo se me hizo presente que acaso las dos primeras ara ñas significarían que sobreyendría á esta ciudad de improviso el contagio de los puertos, y que las dos segundas representaban éste y los demás pueblos, donde, ó no cesaría la epidemia, ó no se haría fruto sin ella con sola la predicación. Lo digo á V. para que si de resultas de esto tie- ne algo de que instruirme, no me prive de ese bien por amor de Dios. Acabo de regresar aquí de la villa de Grazalema, que dista tres leguas, donde fuí á predicar la nove- na del santo rosario, que no pude concluir por te- ner que predicar acá su último día; mas por las ma ñanas prediqué tres días al Clero á petición suya, que no fué trabajo perdido, creo. La predicación en esta ciudad la he hecho con bastante ardor y movimiento interior. así la vesper- tina como la matutina, no obstante la falta de fuer- zas, que alguna vez se dejó sentir bastante. El fruto parece que ha sido algo manifiesto, singularmente en la reforma de sus trajes en las mujeres y en al- gunos hombres. Aquella alma de quien hablé á us- ted en otra, dijo á su director que en el sermón se- 09

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