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Año 18600 B39 voción sensible. Los asuntos son de obligación é indispensables; mas por mi gran dificultad en traba- jarlos y en producirme, me llevan toda la atención y me son igualmente de gran mortificación y pena- lidad. ; No obstante, no tengo valor para ni aun pensar en dejarla, y por lo que V. antes de ahora we tiene dicho, y ya porque estoy creido que es voluntad de Dios, y camino que se ha dignado señalarme esta insensibilidad, sequedad, desgano y congoja en los ministerios que me ha puesto de predicar, escribir, etcétera, y que por lo mismo debo humillarme y someterme á sus acertadísimas disposiciones. : La predicación me trae más recogido, atento y cuidadoso, porque como la experiencia de muchos años, y de lo que V. con mi venerado P. González me han dicho, me tiene evidenciado que es y ha de ser de Dios, esto me obliga á un continuo clamarle, purificar mi interior, excitarme á unir mi volun tad, mi fin y mi deseo con el de Ntro. Señor Jesucristo en su predicación, y para el fin para que la dejó instituida. Cualquiera defecto se me hace entonces más notable y me es más doloroso, singu larmente si es de los que ven otros, porque el mal ejemplo que en ellos doy, aunque sea lo que fuere, es una espada agudísima que me traspasa el cora- zón. Aun en esto temo á mi amor propio porque sin dejar de conocer lo que en esto se nos enseña, temo si mi humillación no es perfecta, por el sonro jo, rubor y tal vez desaliento con que me presento después en el púlpito, por uquel motivo. En suma, padre mío, me parece que las tareas de mi ministe- rio no me impiden el trato interior con Dios, sino mi suma miseria y la dificultad que en todo hallo para hacerlo con toda la perfección que exige la materia. Este es un bosquejo de aquel mapa, pero