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Año 1784 41 Franquis logró el reducirlos, por más que con su autoridad y un crucifijo (1) en la mano trabajó por persuadirlos; fué Dios servido que en el sermón del primer Viernes se hiciesen las amistades en todo el pueblo y con los que se hallaban fuera de él, y con- tinuando el Señor sus misericordias, sucedieron mu- chas conversiones y algunas otras cosas raras en el resto de la temporada que estuve allí; y en ellas, la conversión de nuestra Inés Terán, que vivía enton- ces en Estepona. De aquí empezó á extenderse por arias partes la voz del Capuchino y el Señor á va- lerse de ella para que me llamasen á misión los pueblos de la comarca, y con más eficacia el señor Obispo de Ceuta, donde estuve la Cuaresma siguien- te á la referida, y el señor Gobernador eclesiástico de Málaga, donde estuve aquel mismo año por No- viembre, y de allí vine la otra Cuaresma á Ronda, siendo, á Dios gracias, en todas partes extraña la aclamación y muy notable el fruto, Estando aquí, y oyendo de una buena criatura que trataba con al- guna confianza, que era llamado de Dios para pro- curar con mi predicación la reforma del pueblo cris- tiano y del Clero en el Reino, me hallé ocupado de alguna confusión provenida del conocimiento prác tico Ó vista clara de mis ningunas letras ó estudios, de mi falta de virtud y demás circunstancias nece- sarias para tan alto destino. Luego que me volví á casa me tiré en tierra, alegando á su Majestad mi ignorancia y mi ninguna suficiencia para aquella empresa, y estando así, me pareció oir en el fondo del alma: Ego dabo vobis os et sapientiam cui non poterunt resistere omnes adversarii vestri, Se me dió su Inteligencia; reducido á que el miedo que yo te- 1) La segunda c de la palabra crucifijo está emborrona- da é imperceptible en el original. 6
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