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Año 1799 501 días, para que pudiése mos tratar en el sin tanta pre- cipitación, nuestros asuntos por ser este el pueblo donde V. me había citado desde luego. Cazalla esta- ba demasiado extraviado para mí, según lo limitado del tiempo para lv que tenía que andar y que pre- dicar; y si hubiese ido allá, ni hubiese podido hacer en Lucena el triduo que hice, ni hubiera llegado á Málaga con días bastantes para lo que se me había encomendado, «. La urgencia que ha imposibilitado á V. posteriormente, me imposibilitó á mi antes; y de aquí conjeturo que siendo yo indigno de este bien, justamente me priva de él su Majestad. Lo siento P. mío; más que he de hacer, si carezco de arbitrios para lo contrario? Domine, vím patior: Responde pro me. Quedo enterado en la inteligencia que el Señor ha dado á V. de las imaginarias representaciones que en mis anteriores le he comunicado. Aguardo las instrucciones que necesito para seguir el divino llamamiento que por V. se me significa, con el áni- mo firme de obedecerle en cuanto penda de mis fa- cultades y si hubiere algo fuera de ellas, proponér- selo á mi prelado para que determine. Sabe V. mejor que yo cuán desmedida es mi ignorancia y mi falta de luz en las cosas del inte rior, dígame V. por caridad lo que debo practicar ó cual ha de ser el orden de vida que he de tener para no frustar los designios de Dios sobre mí, su mise- rable ingratísima criatura, pues con todo mi corazón deseo llenarlas. Habiéndome V. asegurado en su última, que re- cibí cuando salí á esta santa expedición, que el ejer- cicio de la misión debía mirarlo como lo empezaba ahora, porque todo lo pasado no ha sido más que una preparación para lo que se sigue; me he aplica- do algo con eficaz deseo de llenar la voluntad del