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CARTAS DEL BrEaTo DrEGO t JM. 7-1. Cabra 15 de Noviembre del 98. Amadísimo y venerado P. mío en el Señor: éste sea siempre con nosotros. Amén. Antier tarde llegué aquí y en la de ayer, dí principio á esta novena, que deberá concluirse en la del 22. La mañana del 23 saldré para Lucena, Dios mediante, para en aquel y en los dos siguien- tes, predicar un triduo de misión, que es lo que po- dré detenerme allí, por no dar más tregua la misión de Málaga. El viaje á Jaén donde estuve sólo tres días y el que me detuvo la lluvia en Martos, me han coartado el tiempo demasiado, de modo que no lo tengo ya para lo que había premeditado: pa- ciencia, Como espero tener el consuelo de ver á Y., si no dispone Dios otra cosa, le doy este ayiso con pron- titud después de mi llegada. De mis cosas sólo digo que siempre soy el mismo, disipado é indevoto. Pro- curo unir mi intención con la de nuestro Sr. Jesu- cristo en la predicación y rectificar mi intención cuanto puedo, en todo lo que corresponde al santo ministerio en que me hallo. En la misión de Andú- jar me sucedió que habiendo predicado una tarde con mayor eficacia y ardor de lo común, porque tra- té de lo que se hace y dice contra la Santa Iglesia y contra el Sumo Pontifice, confutando estos errores, quedé algo más cansado y falto de fuerzas que en otras ocasiones. Para descansar me fuí á la Iglesia con nuestro Sr. Sacramentado y en medio de mi habitual disi- pación, pensé como que el Señor desde aquel divino Sacramento, me decía; Ven acá Diego mío, y como que me daba un abrazo. Esto fué instantáneo; se