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36 CARTAS DEL Beato DreGO lo que me ordena de la continuación y modo en la dirección de las religiosas que tengo á mi 'Argo; aunque confieso á V. ingénuamente que no obstan- te lo que las amo, me es sumamente congojosa su dirección; porque siendo todas espíritus aprovecha- dos no entiendo sus Cosas; no sé qué decirles, ni en- cuentro tiempo para leer las materias que les perte- nece en los autores, y me parece tendría singular satisfacción interior si me viese libre de esta respon- sabilidad con Dios que es una de las cosas que más temo para cuando llegue á su divino tribunal. Su Majestad me dé lo que para mis aciertos necesito. De esta religiosa dominica la M. Isabel no sé qué decir á Usted; me parece que eficazmente le deseo y con verdad procuro la perfección. Es apli- 'adísima á desempeñar por ápices sus leyes. y los cargos del oficio en que la ponen; por más que éste sea repugnante á su genio, y contrario á su salud, de que tengo muchas y grandes pruebas; sabe ven- cer respetos humanos aun los mayores, por hacer lo que se le manda, y lo que conoce justo; es obedien- te, negada á su voluntad. humilde, disimulada cari. tatiya, de una conciencia pura de modo que, sus de- fectos rarísima vez son otros que responder con al- guna displicencia cuando se ve insultada ó en algún modo ofendida: su oración y trato con Dios es el que ya ha dicho a Y. ella misma; y aunque es ver- dad que suele tener algunos favores sensibles. cono- cimientos d., también lo es, que de resultas de lo que sobre esto me ha oido y oye le ha cobrado mie- do, y procura con ardor separarse y atender á lo que la fe nos enseña ó á practicar las virtudes que le co- rresponde. Padece varios accidentes 6 enfermedades habi- tuales que tamolestan mucho; pero lo lleva con pa- ciencia y sin quejarse ni eximirse del trabajo sino