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28 CARTAS DEL BEATO DIEGO que sea de su divino agrado. La especie de las indulgencias de Roma es opor- tunísima, y por los motivos que V. dice tengo escrl- to allá desde el invierno próximo pasado á un reli- gioso nuestro español que se halla allí y puede ha- cerlo; mas aun noha llegado su respuesta; entretan- to, lo que hago es sacar la aprobación de los los Ilus- trísimos para usar en sus Diócesis la facultad que tengo de otros; y con esto excuso inconvenientes. (1) + M. y J. Ronda 20 de Julio del 84. Amadísimo y venerado Padre mío en el Señor: éste sea siempre con nosotros. Amén. He recibido las dos muy apreciables de V. de 8 y 14 del corrien- te, ambas en esta ciudad; porque habiéndose tarda- do en llegar el correo á Málaga en su hora acostum- brada, me vine sin recibir la que incluía la respues- ta para las dos nietas. En orden á estas no debo ocul- tar á V. que miasistencia y trato es sobradamente escaso para su dirección, tanto por falta de luz in- terior de que me hallo escasísimo, como por m1 to- tal verdaderísima ignorancia en estas materias de espíritu, sobre las que casi nada be leido, y eso hace muchos años. De aquí es que no se que hablarles, ni cómo responderles cuando ocurre algo particular; lo que especialmente me sucede con la dominica reculeta, la M. Espíritu Santo, á quien me dice V., y con verdad, le tengo menos aplicación. Fundado en esto, son tales mis temores que, no puedo ni aun pensar que soy director sin desear y casi resolver el separarme de serlo, persuadido como con evidencia (1) Aquí termina esta carta que, como se ve, está incom- pleta.