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-—— 03 —e samente su resistencia, le hará Santo. Por ahora siga V. P. cuantas Misiones le manden; pero proponga que concluidas le concedan algún convento pequeño, donde por algún tiempo descanse. 1 go pequeño, y añado que, si lo hay distante de población, sería para el fin más oportuno, y aunque considero cual suele ser en tales ca- sas la observancia regular, sin embargo, quien la ama en toda parte, no la olvida; y no siendo de su Cargo ce- larla, se mete en sí, disimula, y se conserva en interior paz. De sueño nc se hace ni caso, ni masterio, fuese el que fuese. ¿A qué hacer empeño Por avivar su memo- ria? Buena intención, y Dios ayúdeme! Castiga el Señor con doble miedo al que no se quiere vencer para hacer su servicio. Créame, Nieto mío, nada, nada debe asustar al que vaá hacer lo que á Dios agrada, porque ¿qué puede suceder al que lleva consigo á un Omnt- potente, y vá á hacer lo que por su ministro le ha ordena- do? Arrójese impávido á la ejecución de lo que más le acobarde, y se hará dueño de su corazón, y superior á todo miedo. ¿Qué más? que jamás le pase por la imaginación que me molesta, pues es de Dios el gusto; que tengo en su interior trato, y puede conocerlo, ya por la confian- za que en esta le significo, dándome en algo á ver, y mi extrema necesidad; ya que siéndome de gran quebranto escribir, y como escribo, no quisiera soltar, cuando le respondo, la pluma; y ya porque quiere el Señor que nos tratemos; por lo que siempre que pueda, quiera y lo ne- cesie, escriba sim reparo alguno, mi escusando decir cuanto y como quiera. Yo siento en mí un vehementísimo deseo de contri butr dá su consuelo, y tanto que quisiera estar siempre ú su lado, é inspirarle alientos, resolución, celo santo, y valor apostólico. Amo tiernamente su alma, y amo que

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