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ai 85 — NOTAS Vaya con el bendito abuelo! Y qué manera de enseñar- nos á ser capuchinos! El silencio, la abstracción de criatu- ras, el trato con el Señor, el estudio, la celda y la observan- cia regular forman capuchinos. Bien dicho, santo Viejo! bendita sea su boca! De esa suerte se formó el Beato Diego y por eso á los 33 años era el monstruo de su siglo, según dice el Director; pero como todo era dado de Dios, quiere que se entregue frecuentemente al trato con Dios, para aumentar el cau- dal de sus gracias y dones, porque nada le hará perder esos dones del cielo más que olvidarse de lo que es y debe ser un capuchino. Hermosa lección que á todos nos convie- ne tener presente! En lo que le dice al Bto. de ir á la Corte y de que pi- da morar en convento pequeño, descubre este santo direc- tor su dón de profecías, y de penetración de espíritu, co- mo el Beato indica en la suya; mas de esto hablaremos con detención más adelante.

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