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7% / (con sus doctrinas) me afirmo más cada día ser es- pecial beneficio de su diestra, el de haberme dado á conocer y lograr los consejos é instrucciones de tal Padre. Ellos, como los anuncios que me hace, y lo demás que me propone, dilatan mi ánimoaco- bardado y pusilánime, y me comunican un extraño valor, y generosidad de corazón con que quisiera derramar mi sangre y dar la vida por Dios, por su fé, y por su santa Iglesia, á la que me infundió su carta un amor tal que me sería dulce el martirio, si con él lograse darle algún alivio, seguridad é€ in- cremento. Yo Padre mío, no sé decir los varios afectos que su carta y vaticinios han producido en mi corazón; el Señor se lo manifieste á usted, pues yo solo sé decir que se me dió el paratus sum, el non sum turbatus. Mas me aflije infinito el que con mis continuas culpas impediré la obra de Dios; y estó me es tan amargo que no sé qué hiciera para que no sucediese. El verme sin letras y virtud me desconsuela no poco; mas me dejo á Dios, y le ofrezco trabajar lo que pueda para adquirir algu- nas, conforme á la instrucción de usted, en las cua- tro Teologías Expositiva, Dogmática, Moral y Mís- tica, que en ella me encarga. El Señor me dé la luz que necesito, y el dónde entendimiento de que carezco. Vamos al otro asunto. Después de haber pedido dos veces perdón á mi Padre Provincial, y suplicádole hiciese con- migo lo que quisiese, enviándome á otro Conven- to Óó al mismo Noviciado de Sevilla, para vivir allí como un Corista de él, pasé á Antequera, don- de hice lo propio con mi Padre Lector, hoy Defi- nidor 4.0 de Provincia. Este como el Padre Pro- vincial, me reprendió, ágria y fuertemente el estilo de mi renuncia, porque decía en ella que juzgaba
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