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Sevilla 13 de Agosto de 1777. EME Sean en nuestro favor para amar mucho, mucho al Amabilisimo. Amén. Amado hijo y mi muy estimado Nieto: Con algún atraso recibí la de usted del 5 que deseaba con ansia. ¡Bendito sea el Señor que tanto consuelo me dió en su lección! Cuanto era mi cuidado antes, es ahora mi satis- facción. Estoy fuera de aquél, conociendo evidentemente que ha sido del divino agrado mi resolución, por los bue- nos efectos de humildad, obediencia, resignación y mor- tificación, que ha producido en su alma. Sé! sil Nieto mio muy amado; más de lo que puede concebir debe al Señor, en lo que á gloria suyay bien de los prójimos ha trabajado en las Misiones; pero incomparablemente más, en la ceguedady pronta voluntad con que se resuelve á re- nunciará ellas, por hacer el divino beneplácito, insinuado y conocido por este su indignísimo órgano. Su resigna- ción de obedecer y poner los medios para reparar la incul- pable, pero cierta falta de indiferencia; sumarcha á Án- tequera á dar satisfacción á su Lector;su súplica á su Pre- lado; son otros tantos eficacísimos medios, de que quiere el Señor servirse para que usted vea cumplidos esos secre- tos deseos, á que dulce y blandamente aníma su corazón; porque sin embargo que haya nombrado Maestro, ¿qué sé yo sí lo será usted? Y si lo fuere, ¿no ES rogar á sus Prelados que separen del magisterio, y fien al cuidado de algúnan ciano juicioso y práctico la Vicaría del Convento, y todo lo que ño fuere instruir Novicios? No, mol desc utde usted! que como el Señor no me lo diese sin oia de duda á conocer, ni dá quien estimo tanto, ni á otro alguno aconsejaré que sea Prelado; pero ¿qué ex- traño es que yo por lo mucho que me interesa su perfec- IO