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5 aa 683 > Yo no he pensado ni aun be legado á soñar el buscar otro Director. desde que me entregué á la acertada direc- ción de usted: sus desconfa no tienen otro fundamento verdad que la relajación de mi vida, el atraso en que me hallo: esto. y €: experimen- tar que usted no me permite ó disimula una pequeña sa- tisfacción 6 confianza en su trato me aflije y acorta de- masiado; no porque falto a lo sustancial y preciso de la dirección, sí porque me parece solo hallo en usted un juez (no un Padre) quecon vara de hierrotodo lo gobierna. nzas en esto y en lo demás, Perdóneme usted esta confianza, ya que me ha puesto en la precisión de decírsela. Esto es: Padre mio, lo que al- canzo á decir á sus reconvenciones de usted y ásus va- ticinios siempre funestós y lamentables sobre este infeliz que no tiene respiración de consuelo ni con Dios. ni con usted. No la apetezco; pero suele fatigarme el ánimo. Dios haga en todo su santísima voluntad, etc., ete. Varios:cargosá cual más graves hallamos en esta carta del humildísimo y mansísimo Fr Diego á su nuevo Director. 1.0 Que halla en él no un Pa- dre, sino unjuez que lo gobierna con vara de hie- rro, 2.2 Que le quita la confianza y le oprime el corazón con las reconvenciones y vaticinios siem- pre funestos y lamentables que le escribe. 3.0 Que tiene celos y desconfianza de él, creyendo que tiene otro director ó que lo busca. 4.* Que quiere le con- sulte y pida permiso para hacer lo que le mandan sus prelados y superiores. Lo primero indica que al P. Alcober le faltaba la ternura de corazón, la amabilidad mezclada de firmeza, que tanto brilla en el P. González y que es cualidad característica de todos los grandes direc- tores. Sin ella es muy difícil consolar y animar al afiigido, y muy fácil desanimarlo, desalentarlo y hundirlo en el abismo de la desconfianza: y sabido es que euando un alma pierde la confianza con su di- rector, no le aprovechan sus consejos y debe dejar-

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