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—-" 080: —= cargo de escribir la vida del V. Fr. Diego á cierto eclesiástico de ciencia, virtud y condecoración, y sobre todo de particular conocimiento en el espíri- tu del Venerable, pues era su director, y en él resi- dían muchos ó los más preciosos auténticos testi- monios para formarla. A los cuatro años de esta comisión hizo presente el M. R.P. Provincial Fray Francisco de Castro, mi digno antecesor, en junta difinitorial residiren su poder los manuscritos de dicha vida, porque su autor le había avisado los recogiese en Madrid y que levantaba la mano en dicho encargo.» ¿Qué causa hubo para que el P. Alcober levan- tasela mano en este asunto, come él decía? Qué le movió á no publicar la Vida de su dirigido des- pués de haberla escrito? Qué le obligó á faltar á su palabra dada en 1803 de que la Vida vería la luz pública con brevedad? No Jo sabemos de cierto; pe- ro creemos que entre todas las causas fué la prin- cipal el temor ála crítica que harían de su obra, no solo los seglares, sino los mismos capuchinos. El no había sido completamente fiel al citar las pala- bras Óó cartas del Beato; conservando el texto de ellas sustancialmente, había introducido variacio- nes accidentales, intercalando palabras de su propia cosecha, y poniendo en boca ó en pluma de Fr. Die- go favores y cosas que él no escribió; y como entre los religiosos y aún entre seglares se conservaban copias exactas y auténticas de las cartas que él citaba, era facilísimo notar las variaciones y quedar su escrito sin mérito ni prestigio á los ojos de la sana crítica; pero aún se conjetura que temió otra cosa. Antes de morir el Beato Diego, la envidia y la maledicencia de los impios lo habian tomado por