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tamente que supe la muerte del Venerable, escri- bí á mi superior, ofreciéndome á escribir su vida; se me respondió haberse adelantado, ofreciéndose á hacerlo un sujeto eclesiástico quien sobre su no- toria ciencia práctica en el gobierno de los espíritus y virtud, concurría haber sido muchos años direc- tor del difunto, y estar en su poder por este motivo los más de los documentos precisos para formarla. » «Quedé tranquilo sobre aquel axioma, Laude! te allienus y....... dos años después escribí al su- jeto que estaba encargado y fué grande la conso- lación de nuestro espiritu, al responderme, asegu- rándonos la conclusión de la obra y estar ya en manos de un Excmo. Sr. Arzobispo, gloria de la Nación y ornamento de la Iglesia. bajo cuyo auspi- cio vería la luz pública con brevedad; así lo espe- rabamos todos, pero el efecto fué muy al contrario.» «En Abril de 1805 se nos comunicó en Cádiz por el M. R. P. Provincial tener en su poder dicho manuscrito, porque su autor se lo había remitido, previniéndole levantaba de este asunto su mano. Esta inesperada novedad, nos fué ciertamente muy sensible sin que hasta el presente se haya rastreado qué hubiese dado motivo á ella.» Y «más adelante añade: «Mucho me han servido los manuscritos del sujeto que no nombro, porque no sé que tenga gusto en ello.» ¿Qué quiere decir esto? No hay algo extraño y misterioso en este modo de ex- presarse y en la conducta del P. Alcober? Pues aún hay más. Siendo Provincial de Andalucía el M. R. P. Se- rafin de Hardales, publicó en 181 1 la vida del Bea- to, compendiando la dél P. luis; Antonio y en su prólogo dice que la provincia había confiado el en-

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