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_— 629 pl es] sermón panegírico para prueba: yo ignoraba esto hasta después que me lo dijeron. Con este motivo, el P. Guardian de nuestro convento me encargó dos dias antes de la función, que predicase en él de Santa María Egipciaca, titular de aquella Iglesia y á cuya celebridad concurren las comunidades; le obedecí, y con solo el estudio de leer la vida de la Santa la noche antes, y un rato en la mañana para pensar el asunto, fué Dios servido lo predica- se, no según mi insipiencia, sino conforme á su Divina bondad, y á los fines de su adorable Pro- videncia, á que correspondió el asombro y admira- ción de aquellos grandes hombres: Dios sea bendi- to. Este sermón ha pedido una Excma. Sra, de la córte á quien debo obligaciones, (no es la señora Medinaceli,) que lo escriba para remitírselo, y es- toy en ese ánimo, y antes, que usted lo vea, si pu- diere ser. El fruto de la misión parece fué copioso: fueron algunas familias de Madrid, y entre ellas la Señora que dije á usted en mi anterior, que hizo su confesión general conmigo y dió principio á nueva vida: sus asuntos son largos de referir, y así gra- duo esta conversión por una de las particulares en mis tareas. No sé si sucedió alguna cosa especial digna de atención. El Claustro pensó darme los grados; pero por varios motivos entre las cabezas no se efectuó el hacerles una plática reservada, que era lo que para aquello solicitaban. He venido por acá, y encargándome mi Padre Provincial le buscase, bajé á Ecija, donde trata- mos de sus asuntos: de resultas de lo cual me mandó escribir una carta circular á la Provincia sobre las misiones de Indias; la que le remití la semana pasada, sin quedarme copia ni borrador de ella, por ser algo difusa, y carecer de tiempo para 80 Eli a IA E Ni TAATEA

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