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— 614— sobre mis aciertos y los frutos que produciría la predicación en esta córte: repetía actos de resig- nación, de fé y de esperanza, pidiendo únicamente 4 Dios me concediese llenar su santísima voluntad en cuanto hiciese, predicase y pensase; y una ma- ñana viniendo andando apartado de los compañe- ros para tener la hora de oración que es de ley, se me vino proponiendo el método de vida abs- traida, séria, devota y bien empleada que debía observar el tiempo que estuviere aquí, instruccion suficientísima para mis aciertos, si yo fuese fiel á las inspiraciones que se me dieron. Así amargo, caido y sin aliento, seguí todo el viaje hasta la mañana del dia en que llegué acá; en ella vinien- do solo, y teniendo á la vista á Madrid, tomé por punto de meditación, por ser viernes, á Jesucristo mi Señor Crucificado en la palabra: ecce /ilzus tuus: ecce Mater tua: apliqué á mí la necesidad de imitar las virtudes del Santo Evangelista que le hicieron acreedor á tanto beneficio, y volviéndome des- pués al pueblo, me sentí llevado de un extraordi- nario deseo de la salvación de todos sus vecinos, con especialidad de los incrédulos, libertinos, etc. A esto sobrevino una humilde, generosa, confiadí- sima fuerza, para pedir su conversión, con tanto ímpetu, lágrimas y eficacia que no podia contener- me, faltando poco para dar gritos conque desaho- gar los sentimientos del corazón. Propuse á Nues- tra Sma. Señora el ecce filvus tuus, con iguales ím- petus de lágrimas; y con alguna menudencia hice en sus santísimas manos una total renuncia de mi voluntad, intereses, salud, vida, consuelos, etc., y me pareció con alguna interior certeza que nues- tra Señora lo admitía todo, y guardaba en su sa- grado pecho, como dando á entender ya que ad-