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== 589 misma bondad, noO caigas de animo, por más que quie- ran desenfrenarse las pasiones; déjate ejercitar, pues tambien quiere el Señor que te ejercen. Nada, nada, Ñ On 000 nada, como dices, quieras sino dejarte en todo, todo, d la voluntad rectísima y ordenadisima del que con tan visibles pruebas quiere que te dejes y le ames. Desde que predicaste en Málaga de ese dulcisimo Santo, es verdadero protector tuyo; y de su espiritu, no del tuyo, fué la misión del Real sitio de . lranjuez. Co- rramtos los velos; ¿fuiste tú el que predicaste alli? Tu destemplado acre genio, tu celo no sí mpre desnudo de él; tu natural propensión. á la ira; el aborrecimiento á la dominante corrupción del sielo y libertinaje de cos- tumbres; tu edad fuerte, tu constitución de azufre, tu eficacia innata, comenzaron y te prepararon á la carre- ra que hasta ahora has seguido. No bien dejado al que te puso en ella y algo confiado en los medios que elegízs, comenzaste á ser misioneroy á serlo con ardor, con fu- ror, con duras inmvectivas contra los vicios y los vicio- sos. Los reprendias con dureza, los aterrabas con ame- nazas y los movías con terrores, Así convino entonces, para hacerte visible y famoso en el Retno, y por ese me- dio en que tanta parte tenía el imperfectísimo Fr. Die- go, se te. facilitó darte dá conocer en la córte y en pre- sencia de los grandes del mundo. Pero les predicó este Fr. Diego in-tempore? Les habló este austero Capuchino? Les aterró, les confundi, los movió con terribles ame- nazas y eternos castigos, este joven aún Misionero? To- do lo contrario; porque asíse lo imspiró y puso en su boca, el que quiere hablar por ella. Y cuáles han sido los efectos? Cuales tú mismo no sabes ponderar; nt tú, ni yo, mt otro alguno podrá comprender, porque aún son y serán mayores en volviendo á la córte. Keflexiona pues, que el dulcisimo protector, que ahora se te declaró, ya lo era tuyo desde el sermón de 15 sos Y 18 Jl 41% ¡ |

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