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NOTAS Que espíritu tan superior revela en cada una de sus cartas este bendito P. González! y que aliento tan grande infundían sus ardientes palabras en el abrasado corazón del B. Diego! Tan pronto lo alienta, como lo humilla; tan pronto lo halaga, como lo reprende; tan pronto lo admi ra, como parece tenerle lástima. Es un verdadero P. que empuja á su hijo suavemente por el camino de la gloria con la misma destreza cou que el águila empuja á sus polluelos, alentándolos, y enseñándolos á salir del nido, á volar y hacerse dueños del imperio. de los aires. Así este bendito Abuelo de 70 años, alentaba al joven Apóstol, que apenas contaba á la sazón 33 años de edad y 9 de sacerdote. No menos gracioso que admirable se muestra en aquel no quiero Señorías que con dificultad se desnudan del yo soy! y tan humilde como gracioso en la frase digo solo que (mi alma merece la compasión de usted, y que se le tenga. Yo la tengo tanto de la suya, (porque la veo caminar por desfilade ros de amor popular y propia miseria), que frecuentemente la pongo bajo la protección divina y le ruego que la preserve Esto es ser Padre y ser Director, hasta dejarlo de sobra!

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