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lS 3 E DS 5 “-— MJ. Sevilla Abril 27 de 77. Amadisimo Nieto, y verdadero amigo mío: A la de usted del 19 que deseaba con ansia por saber las resul- tas del camino que veo fueron, como no dudé, sin algu- na sensible impresión del temporal, en cuya mayor fuer- za lo emprendió contes lo: Digo á sus preguntas ¿Qué ha- ré? Lo que hizo. ¿Qué haré? Lo que hace. ¿Dónde buscaré mi conversión? A los piés de Jesucristo. ¿Dónde lo ha- llaré> Allí! allí! Convengo en que es el que sejuzga, y si hace presente, como debe, lo que ha sido y es Dios, para usted, es imponderablemente mucho mayor que lo que juzga su insensibilidad, pues no muere á-la vehe- mencia del amor con que debe corresponder á un Dios, que siendo el que es en sí, ha sido y es para Fr. Diego José de Cádiz, singularisimamente Dios, suyo, suyo, suyo! ¿Que no le ha esperado? ¿Que no le ha sufrido? ¿Que no le ha dado? ¿Qué tiene quien tanto tiene que no sea puro dón de su bendita mano? St predica, si mue- ve, sí promueve su honra y la conversión de sus própt- mos, sí se afana, si se cansa, si hiene fuerzas para las tareas laboriosas del santo ministerio; sí desea la refor- mación de los pueblos, y la propia conversión, ¿d quién lo debe? ¿de quién lo recibe? ¿Quién lo eligió y proporcio- na, facilitándole cuantos medios necesita el desempeño de su ministerio apostólico, que es de los muy perfec- tos? Alt cuánto debe! y en esta suposición juzga muy bien, sí experimentando el que es todavía, teme, se aco- barda y humilla. ¿Pero qué importa que sea el que es, si lo que es sirve y contribuye para que consiga que del