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— 49 des propias, porque los primeros los ven con cristal de aumento y los segundos con cristal de disminución. Bue- na prueba de ello es nuestro Beato; pues dice que su vi- da es ociosa y sus obras inútiles, en la misma carta en que confiesa haber predicado ciuco sermones en un día. Vaya una vida ociosa é inútil! Caminando á pié descalzo y lloviéndole todos los días en el camino, llega á Ecija un Domingoá descansar, y en ese día predicar cinco ve- ces .. á esto le llama el Beato Diego obras inútiles. vida es tragada ú ociosa: y á sus defectos que no eran sino virtu des los llama sentina de culpas: y lo más gracioso del ca so es que él decía la verdad como la sentía en su interior: pero nosotros cometeriamos un gran yerro si le diéramos crédito, entendiendo sus palabras en el sentido literal ú ordinario, y no en el sentido que dejamos explicado Conste pues, desde ahora para adelante, que las ten- taciones de que habla el Baato en sus cartas fueron un dón de Dios, como el que recibió el Apóstol S. Pablo; el abismo de maldad una Santidad muy grande; su ociosi- dad y regalo una penitencia austerísima; y el peor entre los hombres, como se firmaba, fué quizás el mejor y más santo entre todos los de su tiempo; solo que su humildad profundísima le hacía ver las cosas propias al revés de como las veían todos sus contemporáneos incluso su Di- rector, como veremos en la carta siguiente.

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